Yo siempre había pensado que iba a morir solo. nací en un lugar árido, donde un montón de huevos y polluelos como yo se amontonaban uno encima de otro. Hambrientos y necesitados de una pequeña muestra de cariño. Crecimos ariscos y fui transportado a un lugar horrible, que olía fatal. Un cubículo de rejas, oxidadas en el que cada mañana venia una marabunta de gente, sobretodo niños y me gritaban, me intentaban atrapar y yo estallaba en cólera por esos gigantes que a veces elegían a uno de nosotros y se lo llevaban. A mí nunca me vendieron, nadie se fijo en mí. Allí viví gran parte de mi vida, y conocí a otros que como yo, habían sido condenados a esa celda. Me acuerdo bien de uno de ellos, se llamaba kiwi y me acuerdo porque era el único que tenía nombre. Kiwi había crecido entre humanos, había tenido una madre humana de la que hablaba maravillas y siempre contaba mil historias increíbles de su vida, de la que hablaba con melancolía. Al parecer un día salio de su jaula y decidió ir a curiosear el mundo, pero cuando miro atrás no encontró su casa. No volvió a ver su hogar ni su a familia nunca mas, un hombre le encontró en la calle medio muerto y le trajo aquí. De el aprendí que esos gigantes no eran todos malos y desagradables, según kiwi había humanos amables y de buen corazón. Yo era el único que creía en sus historias, simplemente porque quería creer que había una forma de vida mejor que esa. Pero kiwi era muy diferente, y Todas las demás criaturas le dejaban a parte porque era raro, creían a kiwi un delirante enfermo, un loco. kiwi siempre decía que ser diferente no es lo importante, ser querido es lo que da la felicidad. Pero con el tiempo kiwi se fue sumiendo en las profundidades de sus recuerdos hasta caer en un mar de demencia, en el que noche y día creía estar con su familia humana y vivir esa vida pasada.
Y pluma a pluma, se fue arrancando su vida hasta ahogarse en la aguas del pasado. Fue una gran perdida la de kiwi, y aunque los demás no daban crédito a sus historias, una chispa de esperanza había crecido en mi, y decidí que tenia que escapar de esa vida tan vacía de amor en la que vivía. Asíque una mañana cuando limpiaban la jaula, en cuanto vi la posibilidad de salir corriendo por la puerta medio abierta, eché a correr sin temer el enorme brazo de un hombre que intentaba cogerme, vi la luz por una ventana y corrí, corrí salte y…
3 segundos después estaba flotando entre un bosque de bloques de cemento y carreteras, no me preguntéis como lo hice, jamás había volado, pero ahí estaba, planeando cogiendo corrientes de aire… sonriendo. Ahí empezó otra etapa de mi vida, fue dura por que me costaba encontrar agua y comida, y a veces me vi al borde de la muerte, o durmiendo bajo la lluvia pero era libre. Asíque a la merced del aire, del sol y del hostil mundo que realmente es éste sino tienes techo o algo que llevarte a la boca, maduré, crecí y pasé de ser una chavalín asustadizo a ser un pájaro con todas sus letras.
Y así me iba la vida, cuando te vi, como un brillo de luna, como algo de lo que no puedes apartar la mirada por su belleza, que te absorbe, me pareciste lo mas hermoso de cuantos mundos había visto.
3 segundos después estaba flotando entre un bosque de bloques de cemento y carreteras, no me preguntéis como lo hice, jamás había volado, pero ahí estaba, planeando cogiendo corrientes de aire… sonriendo. Ahí empezó otra etapa de mi vida, fue dura por que me costaba encontrar agua y comida, y a veces me vi al borde de la muerte, o durmiendo bajo la lluvia pero era libre. Asíque a la merced del aire, del sol y del hostil mundo que realmente es éste sino tienes techo o algo que llevarte a la boca, maduré, crecí y pasé de ser una chavalín asustadizo a ser un pájaro con todas sus letras.
Y así me iba la vida, cuando te vi, como un brillo de luna, como algo de lo que no puedes apartar la mirada por su belleza, que te absorbe, me pareciste lo mas hermoso de cuantos mundos había visto.
Al principio dude que fueras una de los míos, tu cabeza azabache y tus plumas azul turquesa contrastaban con mi cuerpo verde y mi cara roja. Y como un mosquito volando idiota hacia la luna, fui hacia ti, me pose en tu jaula y me miraste, me sonreíste, y me sentí el hombre mas afortunado del mundo. Al poco descubrí que llevabas la vida que kiwi aseguraba haber vivido, y tímido, quise yo también formar parte de ella. El hombre que te cuidaba era bueno y amable, muy distinto a esos que yo había conocido y me acogió con los brazos abiertos. Y a pesar de lo que decían, de que no podíamos estar juntos, que éramos demasiado distintos, lo hicimos cariño, tuvimos a nuestros pequeñines en nuestro nidito de amor.
Que se creían, ¿que iban a poder separarnos? Iban listos. ¿Como iba a resistirme a esos ojos brillantes que tienes mi cielo? Y tu en estos dos años me has dado todo el amor, que nunca me habían dado, y nuestro pequeños pese a ser diferentes, son preciosos y lo mas importante, están creciendo entre cariño y calor. No te preocupes mi vida, porque ya están creciditos y tu sola podrás cuidar de ellos, seguro que sacaran tu inteligencia y tu belleza. Dile a José, tu padre que aquí con el he sido un pájaro libre, con la comodidad de un hogar y que agradezco que me acogiese. No llores preciosa, soy mas mayor que tu y la vida tiene que acabar en algún momento, ahora céntrate en nuestros pichones, son la vida que empieza y recuerda siempre que me has hecho el agaporni mas feliz del mundo, dame un ultimo beso cielo, de esos que tu tan bien sabes dar y sábelo siempre mi vida, ser diferente no es lo importante, ser querido es lo que da la felicidad, como kiwi dijo.
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